Para el diseño del Museo de la Memoria se consideraron aspectos como el lugar, la topografía, la accesibilidad y el programa. La combinación de estos atributos fue altamente importante para la construcción de un concepto general que apunta a presentar el Museo como instrumento de Arqueología que posibilita el conocimiento y entendimiento de los hechos violentos ocurridos en el pasado.

El diseño escalonado del espacio (Salas de Exhibición) implica un ejercicio de descenso que contribuye, simbólicamente, a reforzar la idea de descubrimiento y esclarecimiento de los hechos. Las Salas se conectan a través de rampas que se sumergen en los lugares de reflexión. Donde la arquitectura apela a los sentidos creando una pausa en el recorrido. Finalmente, el espacio de duelo cambia drásticamente la escala del edificio, para convertirse en el lugar de introspección.

El principal rasgo urbano del proyecto es su condición de conector entre los costados de la calle 26, es decir, entre el CAD y la plaza del Concejo Distrital, esta relacion es directa y sin interrupciones. Factor determinante para proyectar un edificio que enfatice esa condición publica del lugar, un edificio que funciones como un gran Foro posibilitando el encuentro , el aprendizaje y el intercambio de ideas entre personas de toda clase interesadas en el tema central del proyecto.